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“En 2014, ya estando en Peñarol, pedí permiso para viajar a Buenos Aires a dar la última materia (biología) y desaprobé, pero poco después hubo otra chance y ahí sí me fue bien”
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Ese fue el final de la historia. Un final feliz, pero con un contratiempo en el medio. Y lo elegimos para iniciar el relato porque, en buena medida, resume la tenacidad de Pablo Lima, la garra que puso desde que, a través del plan educativo de la Fundación El Futbolista, decidió reanudar y terminar los estudios secundarios que había dejado a un costado “por el fútbol, los viajes, las concentraciones, y también por ser un poco vago”, según dice acompañando la reflexión con una sonrisa. Pero antes de cerrar el círculo y de adueñarse del diploma que lo estaba esperando, el uruguayo, de extensa trayectoria en el fútbol argentino, recorrió un largo camino, en el que no faltaron los escollos…

Me interesó la idea cuando la gente de la Fundación fue a Vélez a dar una charla. Ahí me enganché con la oportunidad que había para los futbolistas y, aunque al arrancar tenía treinta exámenes por delante, no me achiqué. Eso sí: me costó bastante al comienzo, porque llevaba diez años sin estudiar. Encima, los cambios de ciudades, originados por los pases, también fueron una complicación. Yo empecé con los estudios estando en Vélez, y después fui a Rosario Central, Vélez nuevamente, Iraklis de Grecia, Colón, Quilmes, Danubio y Peñarol, donde juego actualmente.

– ¿Cómo hacías?

Me las ingeniaba buscando alguien que me ayudara, algún profesor. Menos en Grecia, donde estudié solo, hice así, pero nunca dejé de estudiar. Y bueno, en 2014 terminé, lo cual me puso muy feliz. Me siento un privilegiado por haber cumplido ese sueño, y siempre estaré agradecido a la Fundación por el apoyo, por la contención, por todo lo que hicieron. Realmente se portaron diez mil puntos conmigo y creo que, sin ese respaldo, no hubiera podido recibirme.

– ¿Vas a iniciar alguna carrera terciaria o uiniversitaria?

Es la idea, porque esto de haber completado el secundario lo tomo como el comienzo. Me gusta gerencia deportiva, también marketing… vamos a ver. Lo importante era cerrar la etapa que estaba pendiente, para pensar en otras a futuro. Y si mi caso sirve para que más muchachos comprendan que es posible estudiar mientras uno juega al fútbol, me sentiría más satisfecho todavía.