bojanich

 

A menudo vemos los frutos de nuestra paciente siembra. Y nos ponemos contentos, en primer lugar por el progreso personal de muchachos que se esfuerzan para sumar conocimientos y concretar objetivos mientras desarrollan sus carreras futbolísticas, y también porque comprobamos que el mensaje genera las respuestas esperadas. Gastón Bojanich y Nicolás Cherro personifican lo que proyectamos y deseamos desde la Fundación El Futbolista, y son un doble ejemplo de tenacidad. El primero -hoy en Temperley- obtuvo su título en la carrera de Kinesiología, mientras que Cherro (actualmente en Fénix) completó la licenciatura en Administración de Empresas. A través de la Fundación acompañamos a los dos en sus “aventuras educativas”, por eso ahora también compartimos la satisfacción que se les nota…

De arranque, Bojanich contó su experiencia: “Por el cruce de horarios que a veces había, se me hizo difícil jugar y avanzar en el estudio, pero está claro que se puede. Y a pesar de que quizás tardé un poco más de lo ideal en completar esta carrera de kinesiología, el sacrificio de casi siete años valió la pena. Cuando terminé, inevitablemente recordé todo el esfuerzo y en el repaso por supuesto le di un enorme valor al apoyo recibido de parte de la Fundación. Sin eso, seguramente todo hubiese sido más bravo todavía, así que, además de agradecer, también intento difundir la idea de que es posible repartir el tiempo entre el fútbol y un estudio. Lo hice como invitado en la Jornada Libros y Botines y lo haré cada vez que se dé la ocasión. Estoy convencido de que no hay que quedarse sólo con el fútbol, sino incorporar algún conocimiento que sirva para abrir la mente, para pensar en el futuro o simplemente para despejar la mente. Por mi parte, pienso seguir jugando, pero sé que la kinesiología me va a posibilitar continuar cerca del fútbol. Por lo pronto, desde hace un año y medio estoy yendo a un consultorio orientado a la deportología, algo que seguramente me va a aportar una valiosa experiencia”.

Después llegó el turno de Cherro: “Yo había empezado a estudiar en 2006 en la UBA, pero en ese momento me costaba bastante hacer las dos cosas y los libros fueron quedando relegados por el fútbol. En 2008 reanudé casi desde el comienzo en la UCES (Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales) y a partir de entonces conté con el apoyo de la Fundación, que me ayudó con parte de la cuota mensual a través de una beca y que me respaldó en todo sentido. La prioridad siempre la tuvo el fútbol, pero sin dejar de lado el estudio. Estando en Francia me lesioné, así que aproveché la inactividad para tratar de terminar la carrera y por suerte lo logré, así que, a pesar de que espero continuar jugando, haber cerrado el ciclo que inicié en la universidad ha sido muy importante para mí en varios aspectos. Por lo pronto, ya dispongo de una herramienta para afrontar el futuro. De todos modos, creo que estudiar sirve en todo sentido, incluso para afrontar situaciones relacionadas con la actividad futbolística. En líneas generales diría que se te abre la cabeza, que conocés gente de otro ámbito y que aparece un panorama más amplio. Mi mensaje hacia otros chicos que por ahí piensan en estas cuestiones es que, si bien obviamente hay que hacer un sacrificio, está comprobado que se puede jugar y estudiar. Yo los invito a que se animen a probar la experiencia, ya sea para terminar el secundario, iniciar una carrera terciaria o universitaria, meterse en algún curso… cada uno sabrá qué le gusta y qué quiere. La Fundación tiene una propuesta variada y por suerte de a poco parece que se observa un cambio. Antes era raro que un futbolista le dedicara parte de su tiempo al estudio. Ahora ya no es tan así la cosa, lo cual me alegra”.