Mauricio Di Benedetto, quien ha conseguido cuatro ascensos a lo largo de su dilatada carrera (dos en filas de Tigre, uno con Almagro a Primera división y otro con Los Andes), equipara el valor de esos éxitos deportivos con su reciente título de Licenciado en Kinesiología. A sus 35 años y con la ayuda de las becas de la Fundación, el experimentado lateral derecho de Los Andes logró recibirse tras siete años de esfuerzo y dedicación en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).
– ¿Cómo hiciste Mauricio para estudiar una carrera tan importante y demandante como Kinesiología y abocarte al mismo tiempo a la práctica del deporte?
– En principio digo que me costó hacerla. De los cinco años reales de duración, yo logré completarla en siete. Es cierto que la carga horaria es mucha, el tema del traslado del lugar donde vivo (San Isidro) hasta el centro, terminar los entrenamientos, preparar las cosas en casa, ir estudiando camino a la facultad. Hay que poner el máximo de esfuerzo y voluntad porque por más que sea una puerta para un futuro mejor, a veces tenés que estar todo el fin de semana estudiando, obviamente incluyendo madrugadas. Es sacrificado, pero con voluntad se logra. Tuve momentos límites en mi cabeza en los que me replanteé seguir, por el cansancio más que nada, pero como mis objetivos siempre fueron claros, lo terminé logrando.
– ¿Cuándo y cómo fue que encontraste atractivos en esta carrera aliada tanto a la medicina como al fútbol?
– Fue justo después de una lesión de ligamentos cruzados, cuando jugaba en Almagro. Durante seis meses me tocó hacer la rehabilitación, todos los días. Esa situación tan ingrata como es una lesión me hizo pensar en la Kinesiología como una alternativa a futuro. Me llamó muchísimo la atención, está repleta de curiosidades y cuando empecé a cursar me gustó mucho más. Todo lo relacionado a la medicina me atrapó, me resultó muy interesante.
– ¿En qué escalafón de los grandes logros de tu vida pones a este título de Licenciado en Kinesiología?
– Yo lo tomo como un ascenso más, a diferencia de que en el deporte juega un papel preponderante lo lúdico y no podes conseguir un objetivo vos solo. En lo educativo, en cambio, el objetivo es personal y si das todo lo vas a lograr.
-Permitite soñar. ¿Qué te imaginas haciendo de acá a algunos años? ¿Dónde te gustaría trabajar? ¿Proyectás tener tu propio consultorio?
– Me imagino trabajando de lo que estudié relacionado al fútbol y, si fuese posible, en forma paralela tener mi consultorio, pero lo que más anhelo es seguir relacionado a este deporte que tanto quiero. Si pudiese elegir, volvería a ser futbolista una y otra vez. Lo que sentís dentro de una cancha, esa sensación de adrenalina, no se percibe en ningún otro trabajo. Pero como siempre tuve en claro que esta profesión no dura para siempre y en algún momento hay que darle un cierre, decidí formarme para seguir sintiendo esa sensación, no desde adentro, pero estando bien cerca de los protagonistas.