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Si tuviésemos la obligación de destacar cualidades de la personalidad deLeandro Chichizola, diríamos que las mismas son la constancia, el esfuerzo y la perseverancia. En ellas se basó este joven arquero santafesino de 21 años para alcanzar las dos metas más anheladas en su vida: integrar el primer equipo de River Plate y a su vez, en su parte formacional, terminar con sus estudios secundarios.

Después de remarla muchos años llegaste a dos logros muy importantes para tu vida personal y profesional: terminar el secundario y defender el arco de River. ¿Cómo te sentiste en esos momentos, qué sensaciones tuviste?

– Me sentí muy bien, muy cómodo, con la sensación de un deber cumplido. Terminar el secundario fue una meta que me propuse junto con mis padres, por mi bien. En cuanto a debutar en primera división, fue cumplir un sueño, realmente. Saber que ese esfuerzo que uno hace desde muy chico tiene sus frutos resultó algo muy gratificante para mí.

¿Qué opinión te merece la función que cumple la Fundación El Futbolista respecto de la formación integral de los jugadores?
– La función de la Fundación es increible. Facilita al jugador a terminar el secundario, disponiendo de otros horarios, que es lo fundamental, porque el gran problema del futbolista son sus tiempos para el estudio. En la Fundación no sólo forman jugadores para que terminen el colegio, sino también los forman como personas, algo primordial para entender que no todo es el fútbol.

¿Qué enseñanzas te dejó compartir un espacio estudiantil con muchachos de otros clubes? ¿Te sentiste cómodo? ¿te hiciste de nuevos amigos?
– Siempre me sentí muy cómodo porque con los compañeros compartíamos todo. Hasta cada uno en su vida personal hacía lo mismo: entrenar y venir a la Fundación. Las personas que trabajan en la institución entienden y escuchan al futbolista y lo ayudan a sentirse como en casa. Esta es una de las causas también que llevan al futbolista a querer terminar el secundario.

¿Fue muy difícil para vos estudiar solo en tu casa o te pareció más ventajoso que una escuela convencional?
– Seguramente debe haber chicos a los que les cueste este sistema, que depende mucho de la voluntad de uno de sentarse y estudiar. Nadie te está atrás. Pero reconozco que para mí fue el sistema adecuado porque me brindó tiempo para llevar a cabo ambas actividades, la deportiva y la formacional.

¿Cómo es defender el arco de un equipo tan grande como River?
– Siempre soñé con jugar en la Primera División de River. Más allá de las necesidades y las urgencias, lo pude disfrutar muchísimo. Me tocó ingresar en un momento difícil, pues  justo sufrimos la lesión de Juan Pablo Carrizo, pero con el apoyo de mis compañeros y del cuerpo técnico, que confiaron en mis condiciones, pude sentirme parte importante del equipo.

¿Sos de aconsejar a los más jóvenes o a compañeros tuyos de primera división para que se formen y construyan proyectos alternativos a este deporte?
– Me cuesta sinceramente… no me creo nadie como para aconsejar mucho, pero siempre que sale el tema digo lo que me parece. Y lo que yo pienso es que la carrera del futbolista termina temprano y es importante tener el secundario completo porque abre muchas puertas, tanto mientras desarrollamos nuestra carrera profesional como cuando llega el momento del retiro. Haciendo referencia al retiro, a los 35 años, que es la edad promedio que un futbolista da un paso al costado, todavía queda una vida por delante y con una formación adecuada podremos llenar ese espacio vacío que deja el fútbol con provechosos proyectos.