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El fútbol sigue siendo la pasión de José Pablo Burtovoy. Sin embargo, tras saborear un plato especial en su carrera -el ascenso a la B Nacional con Brown de Adrogué, en el que fue decisivo al atajar tres penales contra Platense y dos ante Almagro durante las series que definieron ambas llaves-, acaba de hacer otra atajada que guardará entre las mejores de  su vida, pero fuera de la cancha, en la faz personal. ¿Volver a estudiar a los 36 años para dar una materia pendiente? Noooo… eso es como pretender sacar una pelota que va derecho y con fuerza al ángulo. Difícil, casi imposible. Así hubiesen pensado muchos, pero este arquero de palabra pausada, de ideas claras y de amplia trayectoria en el fútbol de nuestro país y del exterior aceptó el reto, igual que a la hora de quedar cara a cara con el ejecutor de un penal. En un terreno que había olvidado (el del estudio), también se plantó y ganó, aprovechando una de las ramas educativas que ofrece Futbolistas Argentinos Agremiados a través de la Fundación El Futbolista. Y cuando le dijeron que la nota en el examen de matemática era un siete y que, en consecuencia, había completado sus estudios secundarios, una mezcla de lógica satisfacción y de comprensible orgullo le invadió el alma.

“Cuando terminé de cursar me quedó esa materia pendiente, después empecé a viajar por el fútbol y en su momento no me enfoqué en cerrar el ciclo de la secundaria. Hasta que apareció esta oportunidad increíble que me dio la Fundación El Futbolista. Tomé conocimiento de la posibilidad durante una charla que se hizo en el club, cumplí con los requisitos que hay en estos casos, y bueno, salió todo bien. Pero lo mejor es que pude disfrutar cada clase, entender los detalles del examen. Fueron siete clases y en la octava di el examen”.

Burtovoy cuenta su historia poniendo énfasis en lo que disfrutó y en lo que significó no solamente para él. “Me emocioné en el momento de saber que, dieciocho años después, había cerrado correctamente aquel ciclo. Me encantó aprovechar las clases, me llené de sentimientos lindos por haber cumplido. Y enseguida llamé a mis padres, en especial a mi mamá, que como mínimo una vez por año me recordaba la materia que me faltaba para completar el secundario. Ellos rescataron la voluntad que puse para asumir este compromiso de la vida”.

En el final de la charla, el “héroe” del ascenso de Brown de Adrogué valoró nuestra propuesta educativa: “Los distintos factores que la Fundación desarrolla con los futbolistas conforman una iniciativa increíble, de enorme importancia y de una notable vocación. Yo anduve por varios países de América y en todos noté que nuestro gremio se observa con admiración por todo lo que hace. Es un gremio que acompaña a sus afiliados en muchos aspectos, incluida esta rama que apunta a la contención y a la educación. Nosotros nos sentimos protegidos”.